Los Mochis, Sin.- La muerte de Valeria Dallana, una joven de 23 años, ha conmocionado a la sociedad sinaloense y ha generado muchas interrogantes sobre las circunstancias de su asesinato.
La Fiscalía General del Estado ha manejado el caso con total hermetismo, sin dar información a los medios de comunicación ni a las autoridades de género.
El cuerpo de Valeria fue encontrado el pasado lunes en una zona rural del municipio de Ahome, con signos de violencia y tortura. Sin embargo, no fue llevado a ninguna casa funeraria de Los Mochis, como suele ocurrir en estos casos, sino que fue trasladado al Servicio Médico Forense de Culiacán, la capital del estado, donde se le practicó la necropsia.
Incluso en la imagen oficial publicada por la FGE donde se confirmaba que fue localizada, no se especificó que fue encontrada ya sin vida y con visibles signos de violencia, lo que indican que fue víctima de feminicidio.
La Fiscalía no ha revelado la identidad del o los responsables del crimen, ni el móvil del mismo. Tampoco ha informado si se trata de un caso de violencia doméstica, de trata de personas o de algún otro tipo de delito.
La única comunicación oficial que ha emitido es un breve comunicado en el que confirma que se inició una carpeta de investigación por el delito de feminicidio.
La falta de transparencia y la demora en la entrega del cuerpo provocaron la indignación y la angustia de los familiares y amigos de Valeria, quienes tuvieron que esperar hasta el miércoles para poder velarla y despedirla.
A través de las redes sociales, convocaron a una misa de cuerpo presente en la iglesia del Santuario de Guadalupe, ubicada en la sindicatura de San Miguel Zapotitlán, lugar donde vivía con su familia y donde exigieron justicia y el esclarecimiento del caso.
